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La universidad y la economía social, en busca de sinergia

(Ansol).- En la última década las relaciones entre productores, emprendedores y cooperativas con programas institucionales de distintas universidades nacionales crecieron de manera exponencial, como consecuencia de un crecimiento del sector de la economía social tras las transformaciones económicas y sociales de fines de siglo, como por un intento de abandonar los espacios meramente académicos y construir junto a los actores por parte de las casas de altos estudios.

Entre estas experiencias se destacan los programas y cursos de formación de la Universidad de Buenos Aires, Universidad Nacional de Tres de Febrero, Universidad Nacional de Quilmes y la Universidad Tecnológica Nacional, que se han transformado en referentes de la economía social e indispensables espacios de capacitación y divulgación.

Mientras tanto, dos eventos se han llevado a cabo desde órganos del Estado para incrementar la participación del sector en las altas casas de estudio: en primer lugar, la llamada a la IV convocatoria nacional para financiar proyectos de vinculación entre el sistema universitario y la economía social a través de proyectos de investigación y aplicación; y por el otro, la reunión entre el Ministerio de Educación Nacional y el Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (Inaes) en el que se discutieron, entre otros temas la implementación de los contenidos de cooperativismo y mutuales en las carreras de contador público y abogacía a nivel nacional.

Programa Facultad Abierta, UBA

Este espacio nació en el 2002 en la Facultad de Filosofía y Letras, en pleno contexto de movilización política posteriores al 19 y 20 de diciembre del 2001, con Andrés Ruggeri a la cabeza, y que se fue especializando en el movimiento de fábricas recuperadas al relacionarse inicialmente con los trabajadores del IMPA.

Uno de los ejes del Programa Facultad Abierta han sido los relevamientos sobre las empresas recuperadas que se iniciaron en el mismo año de su constitución, y que se ha convertido en un archivo sumamente preciado y preciso para las organizaciones, investigadores e incluso organismos oficiales.

“Al principio era una encuesta para saber más sobre el movimiento en su conjunto, y con el tiempo se convirtió en la mayor base de datos sobre recuperadas en Argentina y en cualquier otro lado. Ni siquiera los organismos del Estado encargados de las recuperadas tienen semejante base de datos, que a la vez es valorada por las propias cooperativas, que la usan en juicios, en proyectos de ley, por ejemplo”, destacó Ruggeri a Ansol.

Otro de los ejes de trabajo del programa es su seminario para la carrera de Antropología en la Facultad, espacio de formación y acercamiento de los estudiantes al mundo del cooperativismo, y a discusiones del sector, tanto de tipo teórico, como también de su historia y experiencias.

“El programa es único en su relación con las autogestionadas. Porque hay maestrías y cátedras sobre economía social y cooperativismo. Pero con este tipo trabajo, tan ligado a las organizaciones, su inserción  y que hasta organizado encuentros internacionales, no hay experiencias parecidas. En Uruguay está el Centro de Formación y documentación de Fábricas Recuperadas, que surgió un poco inspirada en nosotros, de la Universidad de la República. Pero después, no conozco más experiencias por el estilo”, concluyó Andrés Ruggeri a este medio.

Cooperativismo, tecnología y economía solidaria, UTN

A partir de este año, los estudiantes de ingeniería de la Universidad Tecnológica Nacional tuvieron acceso a un nuevo espacio para sus prácticas obligatorias, en dos cooperativas porteñas, La Huella y la recuperada Lacar, que incorporó por primera vez la cuestión de la economía social y la organización de la producción en el sector, con todas las complejidades que tiene y sus diferencias con las empresas privadas.

A partir de este trabajo y la discusión con el grupo de Facultad Abierta de UBA, surgió la idea de darle marco institucional a nuestras inquietudes con el sector, y tratar de generar un nuevo abordaje a la ingeniería. Queremos sensibilizar a los ingenieros sobre un sector que no se lo aborda en la carrera, pero que a la vez es un sector que necesita un acompañamiento tecnológico ya que no tiene los recursos económicos para hacerle frente a esas necesidades”, señaló Sebastián Pinto a esta agencia, director y docente del proyecto.

Además, desde el segundo cuatrimestre de este año, los estudiantes podrán hacer la materia electiva llamada Cooperativismo, tecnología y economía solidaria, que incorpora abordajes y saberes propios de la disciplina con la realidad de las cooperativas y empresas recuperadas.

“Apuntamos a que vean que un ingeniero puede ser más que un gerente, que no todo pasa por ser patrón, o sea, mostrar que en el fondo un ingeniero también es un trabajador”, setenció Pinto a Ansol.

Curso de Posgrado en Economía Social y Dirección de Entidades Sin Fines de Lucro, Untref

“En el 2005 empecé a trabajar en el Inaes, y necesité capacitaciones porque en la carrera no se veía nada de cooperativismo. Ahí encontré el curso de posgrado presencial de la Untref, que a lo largo de un año me permitió conocer experiencias del mutualismo, cooperativismo, de los clubes, agricultura familiar, software libre. Eso me abrió un mundo muy distinto al que yo había tenido acercamiento en mi carrera y a la vez me permitió comprender que no lograba hacerlo desde mi visión de mero abogado”, relató Gustavo Sosa a Ansol, presidente de la Comisión de Derecho Cooperativo, Mutual y de la Economía Social Solidaria de la Asociación de Abogados de Buenos Aires y docente del curso de Posgrado en Economía Social en la Universidad de Tres de Febrero, que se cursa en Capital Federal, y es dirigido por Jorge Bragulat.

Este espacio de formación cuenta ya con quince años de existencia y ha dado lugar al Centro de Estudios de la Economía Social, y además ha logrado expandir su llegada gracias a que se ha convertido en un curso a distancia, a demás de su modalidad presencial.

“El curso permite también que lo cursen personas vinculadas con entidades de la economía social, sin tener título universitario. Esto permitió enriquecer la mirada, dado que participan personas que viven lo que estudiamos”, destacó Sosa a este medio como uno de los puntos fuertes del espacio, que vincula teóricamente el análisis de experiencias formales como cooperativas, mutuales, clubes barriales, con otras que no están jurídicamente reguladas y que tienen grandes lazos con la comunidad.

La duración del curso es de nueve meses, con 144 horas cátedra, está abierta a graduados y asociados de estas experiencias, y trata sobre aspectos legales, jurídicos, históricos y conceptuales de la economía social.

“Si bien hay cursos que se le pueden asemejar, son más restringidos o con otras perspectivas, pero nuestro curso nos permite tener un pantallazo general de las experiencias de la economía social, más allá del cooperativismo y mutualismo. Acá está la novedad”, finalizó a esta agencia Gustavo Sosa.

Construyendo Redes Emprendedoras en Economía Social, UNQ

En la Universidad Nacional de Quilmes se constituyó el grupo de extensión universitaria Crees hace 14 años, y desde sus inicios se dispuso la relación con distintos espacios de organización comunitaria, barrial y local, ya sea con emprendedores, cooperativas, mutuales y productores.

“Los primeros cinco años se trató más que nada del trabajo con organizaciones, comunidades y cooperativas, y nos permitió ir delineando nuevas estrategias y necesidades. Fueron cinco años muy potentes, ya que con los actores armamos una red de economía social en Quilmes, llamada Red de economía social y solidaria, que definieron nuestras prioridades: generar confluencias políticas con distintos arcos”, indicó Rodolfo Pastore, director de Crees a Ansol.

Pastore es economista, y desde sus inicios como estudiante se alineó a espacios territoriales, como la pastoral social de Quilmes, donde se acercó a los conceptos de la economía solidaria, sector al que complejizó con distintas producciones académicas en sus estudios de posgrado en la Universidad de Buenos Aires en la década de 1990, donde en Argentina afloraron numerosas experiencias de la economía social como resultado de la crisis social que se estaba dando por las políticas públicas neoliberales de Carlos Ménem.

“En un momento surgió que necesitábamos espacios de formación, y ahí salieron los distintos cursos para aquellos que no habían atravesado una experiencia universitaria, por medio de las diplomaturas, y los cursos de posgrado y las tecnicaturas para estudiantes, graduados y docentes. Esta fue nuestra segunda etapa, de generación de carrera”, comentó Pastore a esta agencia.

Crees se ha destacado por desarrollar numerosos espacios de relaciones con la economía social, como las ferias de la economía social en el propio campus de la Universidad Nacional de Quilmes en Bernal, la Incubadora de la economía solidaria y la Red Universitaria de la Economía Social y Solidaria (Ruess) en la que participan docentes y programas de 30 universidades nacionales de todo el país.

“Una de las mejores maneras de generar aprendizaje son los que se hacen a partir de los encuentros con otros grupos que están en situaciones parecidas, mediante lo que llamamos re-aplicación, dado que cada situación es propia específica y no se puede emular o copiar. En ese caso fuimos aprendiendo primero de experiencia de países hermanos, como el caso de la Incubadora que vienen de Brasil, que tienen sus universidades públicas desde el gobierno de Lula y la secretaría de economía social, por ejemplo”, sentenció Pastore a este medio.