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«En el Ellas Hacen, educación y trabajo garantizaban la perspectiva de género»

(Ansol).- Después de que el gobierno nacional anunciara por medio de Clarín que transformaría los programas Ellas Hacen Argentina Trabaja a uno nuevo, el Hacemos Futuro, y en el marco del Día Internacional de la Mujer, la exdirectora Nacional Formación de Cooperativas del Ministerio de Desarrollo Social sentó su posición sobre la eliminación del programa Ellas Hacen, cuya perspectiva de género, aseguró, fue una política pública pensada en el 2013  junto al Consejo Nacional de la Mujer  destinada a 100 mil mujeres de casi todas las provincias del país,  de sectores muy vulnerables, que estaban atravesando situaciones de violencia de género, cobraban la Asignación Universal por Hijo, eran madres de 3 o más hijos e  hijas, o  tenían una discapacidad.

Carolina Stanley había asegurado que educación y trabajo son los pilares básicos para ayudar a una familia a salir de la situación de pobreza y que han detectado que más del 60 por ciento no había terminado el colegio secundario, por eso queremos ayudarlos en este proceso, debido a que cualquier empleo pide que una persona haya terminado la secundaria”, aseguró la ministra Carolina Stanley al programa Cada Mañana.

El programa contempla cursos de formación formal, superior y/o profesional; y talleres formativos, brindados por organismos, incluso no gubernamentales.

El pilar del programa tenía que ver con la reinserción de sus destinatarias a la vida económica laboral a través de la organización colectiva mientras debían completar la terminalidad de sus procesos educativos inconclusos tanto primarios como secundarios.

Pezzarini respondió: «Educación y trabajo fueron siempre pilares del Programa, pero la diferencia es que se abordaban a través del fortalecimiento de  la organización colectiva y garantizando la perspectiva de género en cada una de las acciones».

En ese sentido, puntualizó que toda acción que se planificaba se la pensaba cercana al distrito, al barrio y a los hogares donde vivían las mujeres y agregó: «De esta manera ellas podían organizar sus hijos con mayor facilidad y en colaboración  con sus vecinas, con las cuales iban recuperando sus vínculos en los diferentes espacios de formación. El fortalecimiento de las redes entre mujeres es clave para la resolución de situaciones de violencia. Y esto lo tenía claro el Programa desde su inicio. Se trataba de poder incluir a miles de mujeres que habían sido expulsadas, descartadas y confinadas a sus hogares por las políticas económicas y sociales de gobiernos anteriores y por las situaciones de violencia intrahogar. Por lo tanto, se hallaban sin redes afectivas activas ya que como sabemos, lo primero que hacen los varones es hacer que la mujer se aísle de su red familiar, de sus amigas».

«No queríamos titulaciones de segunda ni consultorías de Ong’s que brindasen cursos aislados y superficiales. Junto a una red enorme de Universidades Públicas se pensaron recorridos (Diplomaturas de Pre – Grado) que luego se podían continuar en tecnicaturas  o carreras de grado. También se proponían formaciones en oficios varios para aquellas que no querían continuar estudiando en la Universidad», explicó.

Además, el programa contaba con un dispositivo territorial  con equipos interdisciplinarios en cada distrito que garantizaba un espacio constante y vínculo diario, sistemático y directo con las mujeres para reempoderar a las mujeres, promoviendo el encuentro y reconocimiento entre pares.

Los equipos estaban conformados por perfiles administrativos y psicosociales.

«La perspectiva actual refleja un cambio notable en relación al paradigma de intervención y de interlocución con las destinatarias del programa», continuó Iris, quien también resaltó que en la actualidad el programa parecería fortalecer  el individualismo, la competencia entre las propias mujeres o al menos su aislamiento y el debilitamiento de las redes colectivas locales recuperadas:

“Se proponen meros recorridos de capacitaciones algunas dictadas por ONG’s, elegidas virtualmente de manera individual, donde parece importar más que las mujeres  realicen acreditaciones varias y aisladas y no pensar procesos formativos integrales con  contenidos de calidad y esquemas de tutorías o parejas  pedagógicas. Hoy cada mujer puede hacer su propio recorrido, la idea ‘slogan’ que parece resonar detrás de este cambio es que si una sola quiere, una sola puede! Actualmente, el Ministerio de Desarrollo Social pretende transferir los equipos locales a Anses y priorizar así la atención individual, centralizada y virtual enfatizando lo administrativo, lo cual refuerza  nuevamente la idea de debilitar los vínculos entre las mujeres y las redes cercanas que habían sido recuperadas como recurso estratégico de nueva sociabilidad y acompañamiento.”, concluyó.

“El programa  ha perdido desde la integralidad, hasta el nombre. Las modificaciones hasta ahora implementadas parecen indicar el peligro de volver a concebir, como en los años 90, al titular, sujeto o sujeta de derecho de una política social como un mero beneficiario o beneficiaria», cerró.