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Declaraciones de unidad entre trabajadores de la economía popular y la formalizada

“Nos gustaría escribir una página del movimiento obrero de la Argentina zanjando la grieta que separa a los integrados de los excluidos”, se posicionó Juan Grabois, referente de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular, para abrir el evento organizado junto con la CGT y la Iglesia.
Durante el panel inaugural, el integrante del Triunvirato de la CGT Juan Carlos Schmid rompió el hielo sobre la novedad de que los movimientos populares se reunieran en una central obrera: “Este es el primer paso que tiene que abrir nuestra esperanza, nuestro compromiso  y nuestra solidaridad con hermanos compatriotas que han quedado fuera del circuito laboral”.
Compañero de Schmid, Héctor Daer fue claro en el mismo sentido: “Nos asumimos como representantes de los sectores informales y asumimos su agenda como propia, con objetivos comunes para llevar adelante”.
Monseñor Marcelo Sánchez  Sorondo también resaltó la importancia de la jornada y del encuentro entre movimientos populares y centrales obreras: “Esta unión que están pidiendo es fundamental para la Argentina y el mundo. Ustedes, los trabajadores, son los que tienen que gobernar el mundo para salvar el mundo”.
El padre Carlos Acaputto continuó refiriéndose a los discursos de Francisco en los encuentros de movimientos populares que encabezó en Bolivia y en Roma: “Los pobres ya no esperan, quieren ser protagonistas. La solidaridad en su sentido más hondo, es un modo de hacer historia”.
También resaltó que la tierra, el techo y el trabajo son derechos sagrados, como había dicho Francisco, y finalizó: “Les propongo tres grandes tareas: poner la economía al servicio de los pueblos, unir a nuestros pueblos en el camino de la paz y la justicia, defender la madre Tierra”.
Por la igualdad de género
Durante las discusiones, los paneles estuvieron cubiertos por 50 por ciento de hombres y 50 de mujeres.
Reunión con las CTA
La Ctep se había reunido ya con la cúpula de la CGT y con la de la CTA para entablar la unidad del conjunto de los trabajadores, cualquiera fuera su situación de empleo circunstancial.