(Ansol).- Sprint, eG y Wogeno, son tres cooperativas alemanas que está teniendo un enorme incremento en su producción, servicios y asociados, como consecuencia de su apuesta a generar bienes sin perder el eje en conceptos como la comunidad de intereses, democracia interna, protección al medio ambiente y comercio justo.

La cooperativa Proyecto para la enseñanza de la lengua y la integración (Sprint), nació en el 2015 en pleno auge de la xenofobia y los discursos racistas ante la llegada masiva de inmigrantes, y se organizó para ofrecer a los extranjeros oportunidades de participación y acceso al mercado laboral, por medio de convenios con organismos públicos e instituciones, que requieren de un servicio de traductores y mediadores de lengua, que Sprint forma y certifica.

Por su parte, Friedrich-Wilhelm Raiffeisen Energie es una empresa social que se dedica a la producción de energía renovable, y construyó un parque eólico en el distrito de Fulda, con una potencia de 18 millones de kilovatios por hora de electricidad.

Ante su éxito, los 190 socios decidieron reinvertir en la cooperativa más de 2,7 millones de euros, que le permitirá a eG continuar su expansión productiva y alejar los rumores de compra y fusión que caían sobre ella.

Finalmente, Wogeno, la más antigua de todas con 24 años de trayectoria está ubicada en Munich y se dedica a la construcción de viviendas sociales, ecológicas y a precios módicos para sus socios, lo que le valió que hasta la actualidad hayan logrado construir más de 540 edificios a sus 3800 asociados.

Cooperativismo germano

La primeras empresas sociales surgieron a mitad del siglo XIX y hoy existen en Alemania más de 7.500 cooperativas, con alrededor de 20 millones de socios, dentro de las mismas, las más importantes son las de ahorro y crédito, que suman 1.078 y movilizan 700.000 millones de euros anuales, 2.385 cooperativas de mercancías y servicios, 2.138 artesanales y comerciales, y 314 cooperativas de consumo.